Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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1602
Legislatura: 1894-1895 (Cortes de 1893 a 1895)
Sesión: 19 de diciembre de 1894
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Réplica
Número y páginas del Diario de Sesiones: 31, 778-780
Tema: Debate sobre el tema arancelario

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta) : Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Voy a empezar por la última parte del discurso del Sr. Cos-Gayón, y lo hago diciendo que yo no he matado a nadie, ni he pensado en semejante cosa, porque hubiera tenido que matar mucha gente, y quizás a algunos de los que están al lado de S. S.

Yo no he dicho que los librecambistas hayan desaparecido, ni que haya desaparecido el libre cambio ; lo que he dicho, al ver que SS. SS. toman el libre cambio como un arma para asustar a las gentes, como un arma que esgrime el partido liberal en contra de la producción ; lo que he dicho, y no fue por primera vez ayer, sino en otras muchas ocasiones, ha sido que en las esferas del Gobierno los librecambistas no traen ni pretenden traer las soluciones ideales del libre cambio, y que en realidad no ha habido soluciones de Gobiernos liberales que tengan el carácter de librecambistas, por más que, claro está, como en el partido liberal existen más librecambistas que en el conservador, y eso que también en el conservador los hay y los ha habido... (El señor Cánovas del Castillo hace signos de negación .)

¿Cómo que no, Sr. Cánovas, si recuerdo que lo ha sido S. S.?

El Sr. CANOVAS DEL CASTILLO: La base 5.ª de la ley arancelaria del Sr. Figuerola, ¿no era el libre cambio a corta fecha?

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta) : Pero no llegó a realizarse.

El Sr. CANOVAS DEL CASTILLO: No se realizó porque la suspendimos nosotros y la restablecisteis otra vez, y otra vez la suspendimos.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pero si no llegó a ser ley nunca.

El Sr. CANOVAS DEL CASTILLO: Estoy hablando de las doctrinas. Gracias a nosotros no se planteó; pero esas son las doctrinas del partido liberal.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): No vayamos tan atrás, porque entonces me voy a encontrar con que uno de los muertos a que se refería el Sr. Cos-Gayón, ha sido el Sr. Cánovas del Castillo, puesto que el Sr. Cánovas del Castillo ha sido también librecambista.

El Sr. CANOVAS DEL CASTILLO: ¿Yo? ¿Cuándo?

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta) : Su señoría ha pertenecido a la asociación para la reforma de los aranceles.

El Sr. CANOVAS DEL CASTILLO: Cuando era de simple estudio de los aranceles; pero tan pronto como la asociación se declaró librecambista, me retire de ella...

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Bueno; no se moleste S. S. (Risas.)

El Sr. CANOVAS DEL CASTILLO: Y no he asistido a ninguno de sus meetings. Pero no era esa la cuestión . ¡No parece sino que la base 5.ª pertenece a la historia romana! (Risas.)

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): En esta cuestión arancelaria lo que hay, claro está, son orientaciones, y en este sentido los librecambistas, los que creen que ese es el ideal a que un día debe llegarse, encaminan sus propósitos y sus esfuerzos en esa dirección, así como los proteccionistas en absoluto, trabajan en la dirección contraria; pero cuando vienen los unos o los otros, y sobre todo los librecambistas, al Gobierno, son tan prudentes, que se hacen cargo de la realidad y no pretenden imponer como soluciones gubernamentales las que únicamente son aspiraciones de su ideal.

El Sr. CANOVAS DEL CASTILLO: La prudencia de la base 5.ª

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): ¡Dale con la base 5.ª!

Por lo demás, en estas cuestiones y en todas, pero en éstas principalmente, es muy difícil presentar programas concretos y cerrados. Digo más: sería torpeza en todo hombre público presentarlos de esa manera, a pesar de lo cual, y en cuanto pueden definirse programas de este género, está perfectamente definido el programa del partido liberal. Dice el Sr. Cos-Gayón que el partido conservador tiene perfectamente definido su programa arancelario en el arancel vigente. ¡Sí, en efecto, definido está ; pero desde el momento en que lo terminasteis, lo habéis barrenado; [778] a muy poco tiempo de formularlo ya le habíais echado abajo! (Protestas en la minoría conservadora.)

¿Cómo que no? ¿Pues qué significan los tratados que hicisteis por debajo de la segunda columna del arancel? Pues si era tan bueno, si servia para todo...

El Sr. CANOVAS DEL CASTILLO: Como base meramente de tratados . (Rumores en la mayoría.)

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta) : Tras de esa declaración venía yo (Risas), porque ya lo habíais dicho; pero es bueno que lo repitáis ahora y no lo neguéis, como lo negasteis otra vez que os lo atribuí. (Protestas y rumores en la minoría conservadora .)

El Sr. COS-GAYÓN: ¿Qué hemos negado nosotros?

El Sr. CANOVAS DEL CASTILLO: ¡Si empezamos a tratar desde el primer día! (Rumores en la mayoría.)

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta) : Conste entonces que eso no era programa, sino un plan para tratar, y que diciendo vosotros que el plan vuestro, cerrado, definido y terminante, era el arancel vigente, lo habéis variado apenas lo habéis planteado. (Protestas en la minoría conservadora.)

El Sr. NAVARRO REVERTER: Lo hicimos como base del sistema, como base para tratar. Esto he afirmado, y lo repito.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta) : Estamos conformes ; era un arancel hecho para tratar; pero como no sabíais sobre qué ni con quién ibais a tratar, era un programa verdaderamente incierto. (Fuertes rumores en la minoría conservadora.- El Sr. Cánovas del Castillo pronuncia algunas palabras que no se perciben.) ¿Pero dependía sólo de vuestra voluntad? ¿No dependía también de la de los países con quienes tratarais?

El Sr. CANOVAS DEL CASTILLO: Dependía de nuestras doctrinas proteccionistas.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta) : La verdad es que marchabais a oscuras, con un programa incierto, que no estaba tan significado y determinado como lo está el nuestro. (Aprobación en la mayoría.- Protestas repetidas en la minoría conservadora.- El Sr. Presidente agita la campanilla reclamando orden.- El Sr. Cánovas del Castillo y el señor Navarro Reverter pronuncian algunas palabras que no se perciben por el ruido que hay en el salón.) No creo yo que lo que estoy diciendo deba dar motivo a tanta incomodidad y molestia. Porque, después de todo, no hago más que responder al ataque que me dirigió el Sr. Cos-Gayón, diciendo que no teníamos programa, que caminábamos sobre equívocos y con vacilaciones, y resulta que lo que yo he hecho únicamente ha sido demostrar que tenemos programa más definido y terminante que el vuestro. (Se repiten las protestas en la minoría conservadora.)

Y no quiero continuar en este terreno, porque se enfadan SS. SS. (Risas.)

El Sr. CANOVAS DEL CASTILLO: Porque no es el terreno de la verdad.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pasemos a otra cosa.

Me parece que preocupa demasiado al Sr. Cos-Gayón, la libertad en todo momento y con toda ocasión, del ejercicio de la Regia prerrogativa, porque no creo que estemos próximos a temor ninguno de esa naturaleza. Pero, además, ¿Quién ha puesto en duda eso jamás? La libertad de la Regia prerrogativa en todo caso, cualquiera que sea el estado de los presupuestos, con presupuestos aprobados o no, de cualquier modo, en todas las circunstancias, es libre, libérrima . ¿Es que por circunstancias especiales, por causa de fuerza mayor, pudiera haber alguna dificultad en el Gobierno para salvar el cumplimiento de las leyes en la marcha regular de la gobernación del Estado? Pues ya lo dije el otro día; esto se salva siempre por el patriotismo; y si no queréis llamarlo patriotismo, por el deber de los partidos gobernantes. (Bien, bien.)

Lo que vosotros hicisteis en la ocasión a que se ha referido el Sr. Cos-Gayón, no es nuevo; eso se ha hecho siempre. Cualesquiera que hayan podido ser las circunstancias extraordinarias, jamás ha habido conflicto alguno en que la Regia prerrogativa no haya estado libre, completamente libre. Y no hablo ya de los partidos liberales únicamente. Recuerdo que el año 65 era Poder el general Narváez, tenía una gran mayoría, fue reemplazado por el general O'Donnell, y las Cortes del general Narváez, no sólo aprobaron los presupuestos al Gobierno del general O'Donnell, sino que le aprobaron la reforma electoral porque la creían conveniente a las instituciones, y prestaron además su aprobación a otras medidas propuestas por el Gobierno que sustituyó al del general Narváez.

Pues lo que hizo entonces el partido moderado con la unión liberal, lo que hizo el partido conservador con el partido liberal a la muerte del Rey Don Alfonso XII, eso lo hará el partido liberal con el partido gobernante en caso necesario. ¿Cómo se ha de negar a eso? Conste, pues, que el caso que teme el Sr. Cos-Gayón no puede sobrevenir, no ha sobrevenido nunca, no sobrevendrá jamás. Si no queréis llamar patriotismo a la conducta de un partido que haga eso, que en circunstancias extraordinarias ceda de todas sus convicciones para prestar el auxilio indispensable a otro Gobierno, llamadlo deber, pues deber de los partidos gobernantes es ése; y si hubiera alguno que no lo cumpliera, ese sería un partido que no merecería ser llamado al poder jamás, ése sería un partido faccioso. Desearía que estas explicaciones satisficieran por completo al Sr. Cos-Gayón; y como en esto no me duelen prendas, si S. S. no está todavía satisfecho, le diré mucho más.

Voy otra vez a la cuestión de la crisis. Supone el Sr. Cos-Gayón que la crisis fue promovida por un tumulto, y S. S. está perfectamente equivocado. Ya le hice ayer algunas indicaciones sobre eso, pero hoy se las voy a hacer más convincentes. Yo no presencié el primer tumulto, al cual ha dado S. S. poca importancia. Presencié el segundo, y éste, lejos de acreditar la opinión de S. S., acredita la contraria, porque en aquella confusión, en aquel desorden en que nadie se entendía y cuando todo el mundo había abandonado su puesto, los amigos míos, que S. S. veía disputando, lo hacían por competencia, por celo, por querer todos apoyar la proposición de confianza. (Risas.- Varios Sres. Diputados de la mayoría: Es verdad.) Disputaban precisamente por exceso de ministerialismo (Grandes risas), y los de un lado recriminaban a los de otro, porque no les habían dado participación, porque no habían contado con ellos al firmar la proposición de confianza. De manera que, lejos de probar ese tumulto que la mayoría estaba [779] deshecha, prueba que la mayoría estaba perfectamente compacta y unida como un solo hombre al lado del Gobierno.

Pero es más: ¿queréis otra prueba mayor, no mayor, porque mayor que ésta no cabe, de la unidad de la mayoría y de su respeto al Gobierno, y sobre todo al jefe que le preside? Pues os la voy o, dar, os la ha dado ya el Sr. Cos-Gayón. El Sr. Cos-Gayón ha supuesto que yo de una plumada he borrado a los librecambistas, que les he extendido la partida de defunción y les he dicho: sois unos locos, vuestras ideas están ya recogidas y retiradas. ¿No es verdad que S.S. me ha atribuido eso? (El Sr. Cos-Gayón: He leído el Diario de las Sesiones en que dice eso S. S.) Lo ha interpretado S. S, así, y enseguida se ha dirigido a los librecambistas y les ha dicho: ya veis lo que dice el Presidente del Consejo, que estáis muertos, que vuestras ideas están retiradas; ¿no protestáis contra eso? Pues si en opinión de S. S. debían protestar, y no protestan y se callan y asienten, es porque es tal su ministerialismo y su adhesión al Gobierno que, aun diciendo que están muertos, no responden y quieren pasar por muertos. (Grandes risas.)

Ahora decid lo que queráis; y como todo el afán de esta interpelación no es más que buscar diferencias entre la mayoría y el Gobierno y los individuos de la mayoría entre sí, porque si no, no se comprende que una crisis que se reduce a la sustitución de un Ministro por otro, dé lugar a tantas discusiones un día y otro, y después de un debate político de un mes sin hacer nada útil para el país, como ese es vuestro propósito, os digo que no os canséis, que la mayoría está al lado del Gobierno como un solo hombre. (Grandes aplausos en la mayoría.)

Ahí tenéis la demostración; y si queréis otras, os daré todas las que creáis necesarias. Vamos, pues, a despachar los asuntos ordinarios, ya que vuestros conatos no dan resultado ninguno; la mayoría está con el Gobierno sin duda de ningún género; os cansáis en los esfuerzos que estáis haciendo, y estáis malgastando el tiempo que el país quiere que se gaste en cosas más provechosas. No tengo más que decir. (Grandes aplausos en la mayoría.)



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